Los moralistas actuales son personas que necesitan de una “moral” de conveniencia pública, para saber de qué manera se van a comportar; se someten a seudopolíticos mediáticos para venerar, que les digan que órdenes cumplir, qué manipulación de leyes acatar y que censuras obedecer.
Los moralistas de ahora son individuos que integran una masa organizada por y para la mediocridad, que deciden dejar en manos de otros, la voluntad de decidir, de elegir, de equivocarse por sí mismos, son dependientes de la miseria económica, educativa y espiritual asignada.
Los moralistas de hoy tienen miedo de ser libres, han perdido la conciencia solidaria el día que comenzaron a disculpar y comprender al sistema, el instante en que dijeron que los idealistas no tienen cabida en este mundo práctico donde sólo vale el dinero, el poder y el sálvese quién pueda.
Han perdido la dignidad, la libertad y la ética, el día que aceptaron que esto no va a cambiar, que esto es así, que es mejor alinearse, que esto no tiene remedio, que ya basta de utopías. ¡Qué lejos están esos moralistas de la Vida!